Nada igual

Nada como sentir el piso gèlido bajo mis pies por la mañana,

nada como estar despierto;

nada como imaginar mi voz como las notas de un piano que no debe perturbar el sueño de nadie,

nada como la luz que pinta de tono gris plateado los platos sucios en la cocina.

Nada como el fuego que provocan el picante y la cerveza por la noche, ni como descansar a merced del mar en algùn lugar lejano, mientras con las olas aparecen y desaparecen frases anèmicas, impotentes, que insisten como niños callejeros en permanecer en la memoria de una mujer que no existe.

Nada como el humo que dibuja todo lo que no se puede tocar y nada como el aire que lo borra.

Nada como el saludo de un viejo que me mira como a un igual.

Nada como la risa de mis amigos,

Nada como el elixir de tu saliva sunrise.

Nada como poder desaparecer y que nadie sepa nada de uno,

nada tambièn como volver con una canciòn y arena en la mochila.

No hay nada como el ron a oncemil metros de altura, nada como el calor del metro en una noche frìa, nada como el trino de las aves en un parque de xalapa, nada como amanecer ciñendo el talle de una perfecta desconocida, nada como salir en silencio de su cama, de su casa, de su vida...

No hay nada igual.